La vida y obra de las Hermanas Mirabal es seguida y recordada por jóvenes de su ciudad natal. Para honrarlas, participan de manera activa en la tercera versión del Festival Cultural Hermanas Mirabal
HERMANAS MIRABAL. Aunque han transcurrido 51 años del vil asesinato de las Hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa) su legado es seguido, admirado y recordado por jóvenes de su provincia natal. Precisamente, para honrarlas, desde el 2007, se celebra cada dos años el Festival Cultural Hermanas Mirabal, que conjuga la máxima expresión cultural y artística de la provincia.
A pesar de su juventud, demostraron gran madurez, responsabilidad y amor por su país, Las Mariposas, seudónimo que adoptaron las Hermanas Mirabal para protegerse de los agentes al servicio de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
Preocupa violencia intrafamiliar
Bélgica Adela (dóña Dedé) Mirabal, la única sobreviviente de las Hermanas Mirabal, manifestó su preocupación por los altos índices de violencia intrafamiliar.
Al ofrecer unas breves declaraciones a HOY, la dama recordaba con alegría cómo a su hermana Minerva aunque era política, le gustaban mucho los versos y era muy romántica.
Dijo que María Teresa era una fiel discípula de Minerva.
Entusiasmados, estudiantes de escuelas y colegios la abordaban y formulaban preguntas diversas, las que eran respondidas con agrado e hilaridad.
A cada intervención de los estudiantes, una sonrisa se dibujaba en su rostro, al tiempo que reanudaba la conversación para saciar la curiosidad de los visitantes.
En el museo se conservan intactos una gran cantidad de objetos y artículos de las asesinadas hermanas, el fatídico 25 de noviembre de 1960, cuando regresaban de visitar a sus esposos detenidos en Puerto Plata. Iban a bordo de un jeep conducido por el chofer y amigo de la familia Rufino de la Cruz, quien también fue asesinado.
Fueron interceptados por un comando del SIM encabezado por Ciriaco de la Rosa.
Desde 1981, la casa familiar de Conuco, en Salcedo, alberga el Museo de las Hermanas Mirabal, cuya supervisión está a cargo de doña Dedé, quien se ha ocupado de mantenerlas “vivas en su jardín”.
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