Este viernes, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial (TEPJF) formalizó la aprobación del dictamen que ya se conocía desde hacía un par de días: el que considera válida la contienda del 1 de julio y consagra a Peña Nieto como presidente desde el 1 de diciembre para el período 2012-2018.
El texto juzgó “sin fundamentos” las denuncias del opositor Movimiento Progresista para declarar inválidas las elecciones, por supuestas compras de votos, exceso en el nivel de gastos en las campañas y otras irregularidades.
La consagración de Peña Nieto -que marca el retorno del PRI al poder después de 12 años- fue resuelta por unanimidad por los 7 magistrados, que debieron analizar 10.000 elementos de prueba y rechazaron uno a uno los nuevos ítems en que se dividió la protesta del Movimiento Progresista.
El secretario general de acuerdos de la sala, Marco Antonio Zavala, leyó el dictamen, que ubica a Peña Nieto -candidato de la alianza partidos Revolucionario Institucional y Verde Ecologista- con 19.158.592 votos.
Le siguieron López Obrador, del Movimiento Progresista, con 15.848.827 sufragios; Josefina Vázquez Mota, del todavía oficialista Partido Acción Nacional (PAN), con 12.731.630, y Gabriel Quadri, de Nueva Alianza, con 1.146.085.
La resolución final fue dada a conocer en medio de un fuerte operativo de seguridad que resguardó la sede del TEPFJ, con vallas metálicas y centenars de efectivos, por las versiones de protestas y marchas, aunque al momento del fallo hubo frente al edificio apenas unas pocas personas con pancartas contrarias a Peña Nieto y leyendas como “No a la imposición”.
Tras el dictamen de validez se esperaba el paso formal de la declaratoria de Peña Nieto como presidente electo, con la entrega de la constancia por parte de los magistrados.
Aún antes de que se oficializara la validez de la compulsa, López Obrador anunció que desconocería el fallo, rechazó la existencia de “un poder ilegítimo”, llamó a iniciar una “desobencia civil” y convocó a la masiva manifestación para 9 de septiembre en el Zócalo, la principal plaza del país.
En un mensaje que leyó en su bunker de campaña y sin aceptar preguntas, López Obrador juzgó que “la desobediencia civil es un honroso deber cuando se aplica contra los ladrones de la esperanza y de la felicidad del pueblo”, según consignaron la estatal agencia Notimex, DPA y Prensa Latina.
En 2006, López Obrador también desconoció los resultados de las elecciones, después de perder por 0,56 puntos ante el ahora presidente Felipe Calderón.
El dirigente de centroizquierda aseguró que quienes lo acompañan prefieren que los tilden de “malos perdedores, locos, mesiánicos, necios, enfermos de poder y otras lindezas, antes que convalidar o formar parte de un régimen injusto, corrupto y de complicidades”.
López Obrador anticipó que su sector no dará “ninguna tregua”, y seguirá “actuando con responsabilidad y por la vía pacífica, sin dar motivo para que los violentos nos acusen de violentos”.
Desde el PRI, en tanto, el dirigente nacional Pedro Joaquín Coldwell exhortó al Movimiento Progresista a aceptar el fallo sobre los comicios y manifestó la “plena predisposición” del partido a “dialogar con todas las fuerzas políticas del país para construir acuerdos que propicien el crecimiento económico, la generación de empleos, la seguridad, la baja de la violencia y el combate a la corrupción”.
“Hay que dejar atrás las confrontaciones políticas, inherentes a toda contienda electoral, para emprender los trabajos necesarios y urgentes en beneficio de la vida y el desarrollo de los mexicanos”, afirmó Coldwell.
A las protestas que ya inició anoche, cuando varios de sus integrantes apredrearon la sede del TEPJF, el Movimiento Yo Soy 132 sumó otra manifestación esta misma tarde: militantes y seguidores se convocaron en la Rectoría de la Universidad Autónoma (UNAM) para una “Marcha fúnebre”, coronada con una irónica ceremonia de “entierro de la democracia”.